Raúl Castagneto, actor e improvisador teatral, conversó con nosotros y nos contó de la obra de microteatro Sí, acepto, comedia que aborda el tema de las relaciones de pareja y el matrimonio. Además nos habló acerca de su experiencia como conductor del programa televisivo Entre memes, y de cómo el teatro le cambió la vida, al punto de dejar su carrera de ingeniero para dedicarse a lo que realmente le hace feliz.
Raúl, eres actor y…
Soy actor, improvisador, conductor de un programa de televisión de deportes que se llama Entre memes… hago de todo un poco.
¿Te has formado en la improvisación teatral solamente o también has estudiado otras técnicas?
Soy ingeniero, estudié Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima; después, por esas cosas de la vida, al terminar la carrera me metí a estudiar impro, porque fui a ver un espectáculo, y me enamoré de la improvisación teatral, me pareció espectacular, y decidí meterme en un taller, y de ahí en adelante me metí de cabeza a hacer un montón de cosas relacionadas al arte. Estudié improvisación en Ketó, con Sergio Paris, después me metí a estudiar teatro en Ópalo Teatro con Jorge Villanueva, y después todos los talleres que he podido llevar tanto acá como afuera, de clown, máscaras, bufón, talleres de movimiento, danza, cuerpo, stand up comedy, impro… de todo un poco, y eso es lo que hace que yo me termine formando como actor.
Algunos actores dicen que la improvisación es esencial para la actuación.
Es una linda manera de entrar al mundo del arte, porque las barreras de entrada no son altas, el que quiere meterse a jugar, puede improvisar, el que quiere comenzar a probar algo distinto, puede improvisar; entonces, no necesitas ser actor para improvisar, en mi caso, por ejemplo, yo no era actor, y he conocido a un montón de gente que se ha metido a improvisar. No requiere tanta preparación, porque básicamente estás jugando, está redescubriendo el juego, estás participando con tus compañeros, escuchándolos, aprendiendo a mirar, a aceptar propuestas, y eso, si bien tiene que ver algo con la actuación, es una cosa muy natural del ser humano, es simplemente aprender a jugar de nuevo. En el caso del actor de texto, tienes que tener cierta disciplina, tanto en el trabajo físico como en el trabajo del texto, para poder interpretar un personaje. La impro es una buena base de entrada hacia el mundo de la actuación. El que hace improvisación está en un constante juego, juega a crear historias, está escuchando constantemente al compañero, acepta sus propuestas, y es muy natural, es como la actuación llevada desde el juego, y no digo juego como algo con poca rigurosidad, sino el juego como dinámica, la improvisación es: reacción-actúa-reacción-actúa, eso es lo bonito de la improvisación.
Y ahora estás en una obra en Microteatro…
Ahí no hay mucha improvisación, pero sí muchas reacciones. Es una obra que escribió Christian Ávalos, se llama Sí, acepto, y está en esta temporada Por la iglesia. Tiene una dinámica muy interesante. Trata de una discusión clásica de parejas, con algo escondido entre los dos que es: “¿O nos casamos o no nos casamos?”, “¿por qué nos deberíamos casar”, “¿por qué no hemos hablado hasta el momento del matrimonio si ya llevamos tanto tiempo juntos?”. Probablemente lo han vivido muchas personas en su vida. Hacemos ese juego, de quién realmente muestra lo que quiere por debajo de lo que dice, y cómo logra asegurar de que la pareja va a dar el siguiente paso, que es el matrimonio. Esta pareja de convivientes, Antonio y Fernanda, están en el día del matrimonio de un amigo de Antonio, y Fernanda quiere dar otro paso en la relación, porque habían decidido convivir y estar juntos, y para Antonio eso estaba bien, pero, por lo visto, para Fernanda no es tanto así. Tiene temas de impro porque reaccionamos a cosas tan naturales, como en la dinámica de una relación.
¿Es la primera vez que haces microteatro?
Lo había hecho para improvisación teatral, y esta es la primera que lo hago para una obra de texto, y la experiencia es muy bacán. Es agotador, porque son cinco funciones cada día, repitiendo estos 15 minutos que son muy intensos, porque estás viendo una escena en la que ya está pasando algo en todo momento, estás constantemente disparando cosas en el camino, y esa misma energía que haces en 15 minutos, tienes que repetirla cinco veces cada noche.
Es un buen ejercicio físico.
Es un buen ejercicio físico, sí, tanto Gabriella Paredes, que trabaja conmigo en la obra, como yo, terminamos agotados, porque son como cinco aceleradas de auto durante toda la noche, y terminas cansado porque la intensidad de la discusión a la que se llega. Es fuerte, aunque es una comedia, y a veces son diferentes las reacciones que tenemos.
Y en esta obra, ¿ustedes hacen siempre lo mismo o se toman la licencia de improvisar?
A veces hay un ajuste, o cosas que aparecen en el camino. El teatro está vivo constantemente, incluso en el microteatro, en donde son funciones cortas, por los diferentes tipos de reacciones y por cómo llega el actor ese día. En un momento de la obra, por no querer hacerle caso a Fernanda, me volteo, y de repente siento que me caen cosas encima, y era ella que, por la actitud que yo había tomado, me estaba lanzando unas flores que tenía en la mano, y me sorprendió ese arranque. Hay momentos en que las reacciones del personaje cambian hasta por los detalles más mínimos, y esos detalles y reacciones hacen que esto se mantenga vivo, que la obra esté latiendo y que sea nueva inclusive para nosotros, a pesar de que el teatro de texto sea “repetitivo”, yo creo que está vivo en todo momento.
¿Y qué tal el público?
Bien, muchas veces participa, se escuchan murmullos: “Es igual a tal persona”, o “¿ya ves?”, y eso también es lindo. Me parece muy divertido tener el público tan cerca, porque las salas de Microteatro son básicamente habitaciones de una casa, y eso nos hace ser muy sensibles a la reacción del público. Es divertido ver cómo el público se identifica.
¿Y tú te has visto reflejado en tu personaje?
Un poco, sí, en otras relaciones, quizá no en el tema de decidir casarse, pero sí en el sentido de estas cosas que a veces no se dicen en la relación, y que uno de los dos duda en decir porque siente que su pareja no está en el mismo momento, o cosas que se van acumulando y después explotan como un volcán porque no se dijeron en algún momento; por ese lado sí me siento identificado.
Imagino que haces teatro porque te gusta…
Me encanta hacer teatro…
Te lo digo porque has dejado una carrera que podría haberte dado más dinero.
Sí, la he dejado hace poco, estaba llevando esta doble vida, porque después de mi horario regular de chamba tenía que continuar con las cosas que tenía que hacer, como la tele y el teatro, pero llega un punto en el que necesitas meterte de cabeza a una de las dos cosas. Me encanta lo que he hecho durante estos años, mi vida de ingeniero, pero desde que descubro la impro, mi vida cambia totalmente, y creo que la impro también me cambió en lo profesional, en lo técnico de mi carrera, porque veía las cosas de una manera un poco distinta, porque las artes te humanizan totalmente, y termino yendo a este lado porque es lo que me hace más feliz, me llena más. Creo que son cosas que se pueden complementar. Uno puede hacer impro sin tener que subirse a un escenario, porque creo que ayuda mucho a cualquier carrera; y viceversa, también hay cierta disciplina, cierto orden del trabajo corporativo, que ayuda al teatro, para que no se pierda el foco, o tener una exigencia más estructurada para llevarlo a cabo.
Cuando dices que “uno puede hacer impro sin tener que subirse a un escenario”, no quieres decir actuar en la calle, sino en la vida…
Claro, es que la impro tiene principios básicos hermosos; uno es la aceptación; yo a mi compañero le acepto absolutamente todo lo que me diga; o sea, si mi compañero llega a la escena y me dice: “Somos astronautas”, yo le digo: “Sí, por supuesto, somos astronautas, y estamos viviendo en Marte hace cinco años”. Es una aceptación y construcción constante, que si tú llevas eso a un equipo de trabajo, por ejemplo, es maravilloso. Creo que decimos muchas veces: “No”, y aceptamos menos que lo que negamos en nuestra vida diaria, ponemos una barrera: “No, esto no lo hago”, “ no, mi idea es más importante que la de mi compañero”, y eso en la impro es totalmente al revés, la idea del compañero es lo más importante del universo, porque si yo digo: “Somos astronautas”, y tú me dices: “No”, se murió la historia, y no tienes un guión que continúe con eso, se acabó el show, y te perdiste de mil cosas que pudieron pasar en el camino. Para eso tienes que escuchar a tu compañero al cien por ciento, no solamente oírlo, sino escucharlo, saber qué te está diciendo. Si estuviéramos ocupados en que el otro sea el importante, nuestra vida sería muy distinta, podríamos construir mucho más. Si aplicas esos principios a tu vida en general, ayuda mucho y te pone en una perspectiva muy interesante al momento de trabajar.
Mejoraríamos como sociedad
Yo creo que mejoraríamos como sociedad. Imagínate: si nos aceptáramos y nos escucháramos y nos miráramos para construir en conjunto, tendríamos historias bastante más interesantes.
Hablemos de la televisión… ya tienes más de un año con Entre memes.
Sí, tenemos un año y dos meses, y ha sido un tiempo maravilloso. Hemos encontrado una dinámica muy relajada, muy de nosotros mismos, hablando como podrías estar hablando con un amigo sobre deporte, sea futbol, vóley, básquet, desde tu punto de vista personal, y en lo natural se encuentra algo gracioso y fresco. Le damos la vuelta a algunos temas para encontrar otras maneras de ver el deporte. Uno no tiene que ser especialista en deporte para hablar de él, y no tienes que saber estadísticas, nosotros vemos al deporte como un entretenimiento, y en eso se pueden encontrar miles de historias para contar.
Entre memes ha encontrado un nicho, no hay otro programa parecido.
Por ahora, no.
Hubo otro antes…
Entre titulares, digamos que Entre memes es la versión 2.0 de Entre titulares, con las diferencias que existen porque cada programa tiene su propia forma de ser. Igual podría haber un programa acerca del arte, o de la política, con un formato de entretenimiento, manteniendo la información, pero con un lenguaje distinto, democratizar la información para que sea accesible a más personas hace que hablen más de eso.
En una escena de Sí, acepto, con Gabriella Paredes
Volviendo al teatro, ¿has participado en más montajes?
Sí, cuando estudiaba en Ópalo hicimos varios montajes, también participé en otras obras luego de haber llevado talleres, y ahora en microteatro. He estado metido principalmente en improvisación teatral, que es mi fuerte, pero también he hecho teatro de texto.
¿También has hecho clown?
También he hecho clown, sí.
Se confunde a veces…
Sí, hay una confusión. Hay tres ramas que tienen que ver con la comedia que no es de texto –o a veces sí un poquito- que se confunden: la impro es la rama del teatro que hace historias sin tener un texto, y tiene esta dinámica que usualmente es comedia por la frescura con la que nacen las historias que se crean…
Porque también hay drama en la impro…
También hay drama, claro, en el grupo Ketó hemos hecho obras de teatro improvisadas de una hora, que tiene de todo, y también hemos hecho impro dramática… las posibilidades son infinitas.
¿Impro gramática?
(Risas) No, impro dramática… aunque de repente también se puede hacer algo…
Me decías, está la impro…
Está la impro. Después está el clown, que es un proceso un poco más personal, porque el clown lo que hace es tener una máscara, que es la máscara más pequeña: la nariz, y busca un personaje en ti, que es todo lo tonto que tú eres; ahí nace el payaso, en encontrar tus defectos, aceptarlos, abrazarlos y mostrárselos al mundo. ¿Hay improvisación dentro del clown?, sí, hay algo de improvisación, pero cuando presenta sus números tiene una manera más estructurada, porque arma un número y construye un personaje, eres tú, pero exagerado, mostrando tus momentos más tontos posibles, y juega con las reacciones del público, y si algo le funciona, lo sigue haciendo, y si no le funciona, cambia y busca otra cosa, para que el público esté constantemente con él. La impro, supuestamente, tiene una cuarta pared, como el teatro, en la que tú no estás interactuando con el público, el clown ha bajado esta pared e interactúa constantemente con el público.
¿Y la tercera rama?
Sería el stand up comedy, que es crear una partitura, una rutina de comedia, y prueba con el público; el standapero, similar al clown, busca reacción con los chistes, con los gags que está constantemente escribiendo, y los pone como en una partitura para que comience bien, suba, baje, y cierre arriba. Entonces; tiene cositas del clown, porque está enfrentándose con el público; tiene de impro, cuando escribe el guión; pero el clown y el stand up rompen la cuarta pared. Tienen similitudes, no son iguales, pero como casi siempre tienen comedia, la gente no distingue entre clown, impro y stand up.
En la impro se crea un personaje, en el clown también… ¿y en el stand up?
No necesariamente, aunque hay standaperos que, dentro de su misma personalidad, ya son un personaje, que es un poco el clown también, el clown puedes ser tú mismo, solo que con esto de que es exageradamente tú; o sea, si soy un controlador del orden, en el clown se va a ver claramente, o si soy torpe, también, si tu stand up es un poco hablando de ti mismo, se va a notar; entonces, estás siempre presente.
Y tú has hecho los tres.
Sí.
¿Tienes algún proyecto luego de la temporada en Microteatro?
Sí, tengo un proyecto de impro con Espacio Alterno, con improvisadores de diferentes compañías, estamos en un proceso de búsqueda con medias máscaras. Son personajes que salen a partir de estas máscaras, en realidades que son problemas de la sociedad de todos los días. ¿Por qué las máscaras?, porque consideramos que es una manera de hablar de problemas que pueden ser muy grandes sin que sea tan chocante o tan directamente.
Son medias máscaras…
Sí, de nariz y ojos, y las máscaras, al tener esta parte medio exagerada, medio bufonesca del rostro, hace que sea mucho más fácil abordar temas que pueden ser más complicados de hablar normalmente. Queremos buscar reacción en el público para que, a partir de una historia o una problemática común, el público también se meta a hablar, a participar. Es una búsqueda, creo que estamos acercándonos, y estaría para mayo. El montaje se llama Garabato.
No suena mucho a comedia.
No está planteado desde la comedia, va más al drama, por eso que te digo que tiene que ver con la problemática y el día a día de las personas. Me gusta que no siempre la impro tenga que ver con comedia, sino como ahora que estamos buscando un poco más de drama, un tema común en la sociedad.
Hablando de búsqueda, ¿qué buscas ahora en tu carrera?
Seguir haciendo teatro, seguir investigando con la impro, hay mucho camino por hacer. Yo hago mucha impro musical, improviso las canciones a partir de géneros que me dan, o títulos o temas. Tengo un unipersonal que se llama Melomanía, que agarra muchos géneros musicales y crea canciones como en un concierto totalmente improvisado.
Canciones de…
Canciones de diferentes géneros, cosas que me gustan. Canto una a la manera de Bob Dylan, por ejemplo, y agarro la estructura de sus canciones e improviso una canción…
Compones una canción…
Compongo una canción improvisada a la manera de Bob Dylan.
¿Ya has presentado ese espectáculo?
Lo he presentado un par de veces, y es probable que a fines de abril salga otra función, quiero hacer una temporada larga. También busco otros tipos de formato de improvisación, que van por el lado del humor, pero también por el lado dramático, que creo que se puede seguir explorando. Quiero llevar la mayor cantidad de talleres que pueda, porque el aprendizaje del actor nunca acaba. Quiero seguir con lo de la tele, de hecho, toda la temática del mundial nos va a llevar a estar ahí constantemente, estuve haciendo Ten to top, un programa de rankings en deportes, y hay muchas cosas más que van a venir, con los amistosos y la participación de Perú en el Mundial. También dicto talleres en universidades, introducción a la improvisación para desarrollar habilidades blandas que necesitan los estudiantes.
En conclusión, parece que ver ese show de impro te cambió la vida.
Totalmente…
¿Recuerdas cómo se llamaba?
Sí, fue la temporada de Improsport que vi en La Noche de Barranco, en el 2007. Mi primo mayor, casi hermano, mi mejor amigo, Lucho Herrera, me dijo que vaya a ver porque me iba a gustar.
¿Quién actuaba?
Actuaban Sergio Paris, Christian Isla, Gonzalo Iglesias, Ricardo Velásquez, Paco Caparós, Miguel Iza, actores que trabajaban con Ketó en esa época, cuando la impro estaba recién comenzando, y había colas y colas en La Noche; fui, y me pareció brutal lo que vi, y desde ahí no paré, era de los caseritos en las funciones y los campeonatos de impro, hasta que comencé a llevar talleres, y hasta el día de hoy. Sí, el arte cambia a la gente, y, en este caso, a mí la impro me cambió la vida, y para bien, así que estoy supercontento de haberla conocido.
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