“YO NO ACTÚO PARA QUE ME CONOZCAN, SINO PORQUE ME DA LA GANA”

Ramón García, actor de gran trayectoria en el teatro, cine y televisión, querido y respetado por sus colegas, y quien además cruzó el Atlántico para encarnar al cardenal Aguirre en la miniserie dirigida por Paolo Sorrentino, The Young pope, conversó con nosotros, aquí va este interesante diálogo…

 

Ramón, vuelves al cine… y con un co-protagónico…

Bueno, no es que vuelva al cine, esa película se hizo hace cuatro años, y tengo un rol… protagónico, co-protagónico, como quieras llamarlo; la película se llama La luz en el cerro.

Interpretas a un policía.

Sí, un gendarme, un policía, un paco, un tombo, como quieras decirle.

¿Nos podrías dar más datos?, ¿es una película de terror?

No, es suspenso, es… no sé qué significa esa palabra, pero todo el mundo le dice “thriller”; en todo caso es una película policial de suspenso. Interpreto al jefe de la Policía de un pueblito de la sierra cusqueña, un personaje que pasa por una serie de conflictos, solitario, que parece que ha sido destacado a ese puesto como una especie de castigo, por su forma de ser, por su carácter, es un tipo que no se doblega, incorruptible, cosa muy extraña en este país, donde todos son una tira de corruptos, y él es un bicho raro, que se enfrenta a una situación que… ya verán en la película; es una historia  basada en cosas que suceden en la sierra nuestra.

Lamentablemente la película estuvo menos de una semana en la cartelera comercial, aunque los productores dicen que buscarán exhibirla en circuitos alternativos.

Aquí nunca aprecian ni valoran el trabajo, priman los intereses, si ganó o no ganó plata con las primeras funciones, a pesar de que no la dejaron ni una semana. Me parece bien que Asu mare haya tenido éxito, pero miden en función de Asu mare, de taquilla, y La luz en el cerro no es de ese tipo. Hay posibilidad de un circuito alternativo, como el MALI, el Ministerio de Cultura, CAFAE, salas de teatro, en la Triple A (Asociación de Artistas Aficionados) podría ponerse un telón y llevar un proyector. La película está bien hecha, muestra cosas que pocas veces se han tocado, desde otro punto de vista, no me parece justo que ni siquiera la hayan dejado una semana en cartelera, a veces me preguntan: ”¿dónde puedo ver la película?”, y tengo que decir que ya no la dan. El hijo de puta de Fujimori derogó la ley del cine que promulgó Velasco, que antes protegía a la industria de cine peruano y había más acceso.

Bueno, hablemos de ti… una vez dijiste que te metiste en el teatro por las chicas, ¿qué hizo que te quedes en la actuación?

La primera experiencia fue un dos de febrero del 77, mi debut como actor en la Triple A, con la obra El Tío Rico McPato, la píldora y otras cuestiones, dirigida por el difunto Carlos Padilla, un gran hombre de teatro. Cuando salíamos a escena la sala estaba siempre llena, pero no sabíamos si eran alumnos que tenían que hacer su tarea de Lengua de la universidad, o si iban a vernos; entonces, con una compañera, que hasta ese momento pensábamos que éramos nada más que compañeros, y resulta que era mi sobrina, decidimos postular a la Escuela de Teatro de la Universidad Católica, para ver si de verdad servíamos para este negocio. Bueno, el resultado ya te lo imaginas, si estamos hablando de teatro es porque ya no salí nunca más. Si bien fueron las mujeres las que me atrajeron al teatro, al mes siguiente, en la Católica, empecé a ensayar con los viejos del TUC, desde un principio arranqué actuando, mi formación la hice paralela a mi trabajo como actor profesional.

Empezaste de frente a trabajar.

Sí, además ya era mayorcito, tenía 27 años.

¿Qué es lo que más te gusta de actuar?

La interpretación, el crear un ser que no existe y que la gente va a ver por unos minutos en el escenario, y lo único que le va a quedar es esa imagen, porque el teatro, de alguna manera, es un arte efímero; en el cine tienes el video que puedes repetir, lo mismo que en la televisión, pero el momento de creación en el teatro es único. Eso es lo que me atrajo y lo que me mantiene, la posibilidad de crear un mundo, un universo paralelo a nuestra realidad, y que, de alguna manera, trasciende, al punto de que la gente se acuerde, y si tu trabajo es malo, la gente nunca se va a acordar, o dirá: “¿cómo se llamaba ese actor?” A veces preguntan así: “¿cómo se llama el gordito ese de bigotes?”, algunos dicen: “Chapana”, pero no, Chapana no es mi nombre, era el nombre de un personaje que, a costa de repetirlo, porque lo han pasado como tres veces (serie Los choches), quedó.

Alguna vez dijiste que no te gustaba mucho que te digan “Chapana” y que tu nombre no sea reconocido, sobre todo por algunos jóvenes.

Sí, eso es verdad, esa fue una pregunta de una chica de no me acuerdo qué universidad, que me dijo que había hecho una encuesta en donde había descubierto que la gente más sabe quién es Chapana, que quién es Ramón García. No puedo negar que mi ego se sintió herido, pero tampoco es una cosa que me quite el sueño, yo no hago las cosas para que me conozcan, yo hago las cosas porque me da la gana de hacerlo.

Entonces lo que te gusta es la interpretación.

Crear.

Hablando de crear, tú actúas en teatro, cine, televisión, y enseñas en dos talleres…

Tres, ahora también enseño en Avansys, pero creo que la tendencia es convertir eso en una facultad de artes escénicas, así que hay que esperar los trámites en el Ministerio de Educación, y la misma empresa tiene que ver cómo le va.

https://www.youtube.com/watch?v=ZeEKegRa794

Vas a regresar a Europa para participar de la segunda temporada de The young pope.

Ya me escribieron, me pidieron disponibilidad desde setiembre de 2018 hasta marzo del 19, después de eso no sé más, ¿qué puede pasar?, no lo sé.

¿Van a ser los mismos protagonistas?

No lo sé, porque la serie se llamaba The young pope, pero ahora se llama The new pope, de repente hay un papa nuevo, no lo sé.

Cuando entrevisté a Claudia Dammert, dijo que los actores peruanos dan cátedra en cualquier parte del mundo; ¿has sentido alguna diferencia cuando has actuado al lado de Jude Law, por ejemplo?

No. Bueno, allá son superhiperprofesionales. La gente piensa que los actores como él, que tienen su propio camión o su carpa con cama, refrigeradora, un montón de facilidades, algunos piensan y dicen: “ah, claro, como es el protagonista, es la superestrella…”; no, no es por eso, esa es una idea muy errada, al pata lo dejan así para que no piense en absolutamente nada que no sea su trabajo, y lo único que hace es estudiar, estudiar y estudiar. Los textos que él tiene cuando hace su presentación en la Plaza San Pedro son textos de tres a cuatro páginas, y yo siempre estaba atento a ver dónde se equivocaba, y nunca hubo un corte por error de letra, nunca lo vi dudar, salía con una convicción extraordinaria, y las veces en que hemos actuado juntos, era como estar conversando contigo.

La escena en la que ambos hablan en castellano, ¿se hizo en una sola toma?

Sorrentino tiene por costumbre hacer dos o tres escenas por día; acá lo normal es hacer 30, y en cine 12, 15. Cuando terminó la escena, el mismo Jude Law se acercó a felicitarme, y después Sorrentino.

¿Qué te dijo Jude Law?

“Congratulations”, y Sorrentino me dijo: “Excellent, Ramón, excellent”.

¿Te pusiste nervioso en algún momento?

No, ahí no. Trabajé una convicción, porque el papa está en un conflicto por ser joven y no saber qué decisión tomar, él ve la religión diferente que los cardenales viejos, y Aguirre, el cardenal que interpreto, al comienzo parece ser medio tonto, pero de tonto no tiene nada, y en esa escena el papa le pregunta: “¿Y usted cómo está?”, “de buen humor”, le contesto, y él le dice: “Siempre he asociado al buen humor con la estupidez”, y le digo: “Sí, tiene razón, pero también el buen humor y la estupidez tienen energía”, luego le digo que los católicos quieren verlo cara a cara en una homilía, pero que ni él ni ningún otro papa van a solucionar los problemas, y dice: “Entonces usted me da la razón, yo no tengo por qué salir”, “¡no!, usted sí tiene que salir”, y ahí quería levantar la voz, que suene autoritaria, pero a la vez que suene con todo respeto a Su Santidad, y él dice: “Yo no soy ningún payaso”, y yo: “No es payaso, lo que pasa es que usted da algo que se llama esperanza, y no se olvide: el buen humor es bueno”. Hay una convicción plena mía, como Ramón García, de lo que estoy diciendo; tú sabes que soy bastante religioso, soy católico, voy a misa, me confieso, comulgo, pertenezco a un grupo de oración; entonces, esas palabras no solamente eran de Aguirre, esas palabras eran de Ramón, porque eso es lo que tiene que hacer el papa.

A tus alumnos les sueles pedir que rompan su esquema para hacer personajes opuestos a su personalidad…

Sí.

¿Con cuál papel que has interpretado has tenido que romper tu esquema?

Lo que pasa es que mi esquema es tan amplio, por tantas palomilladas y atrocidades que he hecho en mi vida, he vivido sin límites, he roto los límites de todo, absolutamente todo, espero que no pidas detalles. Eso me permite indagar en unos campos donde posiblemente otras personas no se atreverían a caminar; bueno, eso es parte del trabajo. ¿Cómo respetar mis principios religiosos si es que voy a romper mis esquemas que están dentro de esos principios? La respuesta es muy sencilla: yo soy yo y la ficción es la ficción. Sí me dicen que haga de un sacerdote homosexual, y veo que eso es una característica, pero que dentro de todo hay un trabajo profundo de construcción de personaje, yo lo acepto; ahora, si me dicen que haga de un cura homosexual, pero lo único que va a salir es que es homosexual y que mira a los hombres y nada más, simplemente por hacer escarnio de la homosexualidad, no me interesa.

¿Te ha tocado eso alguna vez?

No, gracias a Dios, no; pero, si ves la serie, hay una cosa que me pareció muy interesante: el papel de Javier Cámara, cuando lo mandan a Nueva York para detener a un cardenal neoyorkino acusado de pederasta y lo lleva detenido a Roma, el papa le dice: “Quiero felicitarte por la labor que has hecho , y quiero pedirte que seas mi secretario”, y él le dice: “Pero, Su Santidad, yo tengo un problema”, porque él es alcohólico, y el papa le dice: “Pero ya lo resolvimos, ya no tomas mucho y es cuestión de controlarlo”, “no, el otro problema”, “¿que eres homosexual?”, “sí” contesta, “¡por eso mismo quiero que seas mi secretario!”; eso te da la amplitud de criterio del que escribe y pone esas palabras en la boca del papa, porque yo creo que Francisco va por ahí.

Hablando de tu aporte a los personajes, en la película La ciudad y los perros hiciste de un sargento…

Teniente Huarina.

¿Es cierto que aportaste en ciertos diálogos?

Bueno, yo soy leonciopradino, y cuando revisé el guión, el bueno de Watanabe, que en paz descanse, un extraordinario hombre y muy buena persona, había escrito un buen guión, pero le faltaba toda la jerga, el léxico que se maneja dentro del colegio, y le dije: “Oye, acá hay cosas que faltan, que son terminología nuestra”, como la famosa frase: “¿Qué me mira cadete!, ¿quiere una foto mía calato!”.

Esa tú se la dijiste…

Sí, ¡todas!, y José lo reconoció en una entrevista en España, dijo que esa frase era un aporte de Ramón García, que participa como el Teniente Huarina; también tengo entendido que algo dijo Juan Manuel Ochoa, que hacía del Jaguar, porque él también es del Colegio Militar.

A propósito, ¿tú querías ser militar?

Bueno, soy una especie de militar frustrado, pero un militar medio raro, que no le gusta obedecer (risas).

Alguna vez contaste que estuviste a punto de entrar en la Marina.

Ah, bueno, era la Marina Mercante, porque mi padre fue marino, y yo también quería serlo, de chiquito lo que yo dibujaba eran barcos.

Y tuviste un accidente…

No un accidente, me tiraron un balazo, un policía me atravesó la pierna de un balazo, y después quise enjuiciarlo, y mi medio hermano, que también era policía, me pidió que retirara la denuncia, porque al hombre le iban a dar de baja y tenía como cinco o seis hijos, gracias a Dios que la bala entró, dio una vuelta al hueso, y salió, pero me jodió, porque en esos días era el examen físico para la Escuela Naval.

Como dicen, todo pasa para algo.

Sí pues, acá me tienes de actor.

Hablando de actuación, hay una película, Martín de Porres

Ah, sobre la vida de los santos, sí, me pidieron la colaboración para esta película, o serie, bastante franciscana, espero que le vaya bien.

¿Es para la televisión?

Sí, la hicieron para la televisión. Me gustó la idea, porque al hacer la vida de un santo, sobre todo de San Martín, aprendí muchas cosas. La beatificación de San Martín se inicia, más o menos, a unos 50, 60 años de su muerte, pero su canonización es después de cuatro siglos. Es obvio que fue por una cuestión de racismo, no soportaban que hubiese un santo negro, y encima un santo negro que ni siquiera había sido sacerdote. Soy religioso, pero no podemos tapar el sol con un dedo: la iglesia ha cometido muchos errores.

Ricardo Velarde, director de La luz en el cerro, ¿te ha propuesto hacer otra película?

Sí, hay un proyecto, pero no tengo mucha información, el mismo Ricardo me dijo: “Te tengo un guardado ahí, es una sorpresa”; bueno, no sé, esperemos que llegue algún día.

Hablemos un poco de tu vida personal, tú estás casado con la hija del recordado actor Ricardo Fernández…

Sí, 31 años de casados.

Y una vez dijiste que él fue casi como un padre para ti.

Sí, nuestra relación no era suegro-yerno, sino papá-hijo, yo hablaba más con él que sus propios hijos; además, éramos compañeros de tablas, y lo conocí más que todos, conocí al gran ser humano que tenía dentro, todos  lo conocían como una buena persona, pero no sabían qué tan grande era.

Tú perdiste a tus padres de niño, por eso quizá…

También, puede ser, pero no fue por eso, yo veía en él a un… nada que ver con mi papá, yo perdí a mi papá a los nueve años, pero tengo muy clara la imagen de mi viejo, y mucha gente me habló de él, era un tipo muy duro, se fajaba por su tripulación, si alguien del barco tenía problemas, él sacaba la cara, nunca dejó que maltrataran a nadie; Ricardo más bien era un tipo muy bueno, muy noble, no me lo imagino dando órdenes.

Luego de haber participado en la telenovela Mujercitas, ¿te ha llegado otra propuesta para la televisión?

Ahorita no. Me han llamado de una miniserie, pero les he dicho que hablen con los de Tondero, que ahora son los que me representan.

¿Y en el teatro?

Nada, felizmente, porque ahora quiero descansar. Ayer bajé a la playa y jugué toda la mañana.

Juegas paleta…

Sí, y me siento muy bien.

Ahora que volverás a Europa para la serie, ¿hay alguna propuesta para otra producción afuera?

No, más bien quiero hacer contactos con Javier Cámara a ver qué puede mover Tondero, porque él se ha hecho muy amigo de Tondero, y de repente por ahí puede haber algo. Es muy duro; en España, por ejemplo, (imitando el acento español) es que si no hablas como español, te jodiste…. Los sudacas son sudacas, es una cosa que me da cólera, porque estos imbéciles son lo que son por todo el oro que nos robaron, porque si no hubiesen tenido nada, estarían muertos de hambre ahora, comiéndose entre ellos. No hay otra propuesta afuera, me gustaría; la única opción que tengo es España, o Italia si es que hay producciones en inglés, porque italiano non capisco niente.

El cine peruano, que ha mejorado un poquito…

Me gusta ese “poquito” (risas).

Claudia Llosa hace poco propuso que los países latinoamericanos se unan para hacer coproducciones para mejorar más…

El nivel… sí, es una buena propuesta, tiene sus pros y sus contras. The young pope es de HBO por el lado de Estados Unidos, Sky de Europa, Canal 4 de Francia, la RAI de Italia, hay pequeñas productoras que han participado en esa producción, y en Europa, cuando se hace una producción, es multinacional.

Ese comentario lo hizo Claudia Llosa en relación con el proyecto de la Ley del Cine en nuestro país, ¿sabes algo del tema?

No, pero sí estoy de acuerdo en que se haga una especie de filtro dentro de las organizaciones que apoyan al cine, porque, como ahora se han abaratado tanto los costos, con el cuento de hacer cine, ya cualquier hijo de vecino agarra una cámara y dice: “Voy a hacer cine”. El otro día fui a ver una cosa, no voy a decir su nombre, pero era de mamarracho para abajo. ¿Qué sucede cuando presentas un mamarracho?, va la gente, mira, y dice: “Ah, cine peruano, es una porquería”, y eso va en contra de nuestra misma industria. Debe haber una suerte de filtro que exija un nivel más alto de producción, libreto, actuación, de todo, porque el cine es complicado, comienza con un libreto pero tiene dirección, producción, realización, postproducción, y en cada una de estas áreas hay 30, 50 personas trabajando, no es una cosa tan sencilla. Asociarnos con el resto de países me parece una buena idea.

Algunos fujimoristas han criticado al proyecto de la Ley del Cine, insinuando que el ministro de Cultura, Salvador del Solar, va a repartir la plata entre sus amigos.

Bueno, imbéciles hay en todas partes. A mí me da pena, me hace pensar mucho… una vez un amigo extranjero me decía: “Oye, qué extraño tu país, tienen a un presidente preso y su hija está postulando, y está en el primer puesto, y al padre se le ha comprobado robos, asesinatos, un montón de corrupción, y ¿cómo es posible que todavía haya gente que apoye a esta persona?”, y no sabe que la gran parte de esa gente está comprada con un cuarto de pollo, dos kilos de arroz, un poco de regalos, regalos que la señora Fujimori ha hecho desde hace cuatro años antes de que fueran las elecciones, es la que ha mantenido una campaña durante años, y tú dices: ¿de dónde ha sacado los pasajes de avión?, porque ella no viaja sola, viaja con un séquito, ¿de dónde se pagaban los cuartos de esa gente?, ¿y su comida?, ¿y los regalos?, a la gente le encanta recibir, “ya, regálame, regálame”, pero nunca se pone a pensar de dónde carajo viene esa plata.

Ahora que mencioné a Claudia Llosa, recuerdo a un personaje que hiciste para su cortometraje El niño Pepita.

Sí, era un estafador, uno de esos que vende sebo de culebra.

Tiene que ver con el catolicismo…

Sí, bueno, en todas partes, tú ves en las religiones protestantes, también existen charlatanes, en todas partes, no lo niego, para nada.

Volviendo al cine, ¿qué debería pasar para que mejore la situación del cine peruano?

Los distribuidores de películas ven su bolsillo, y las distribuidoras americanas presionan, las películas americanas se quedan un mes en cartelera y, salvo que sea Asu mare, no todo el cine peruano va a hacer eso. Hay que crear consciencia en el público, tenemos que querer y respetar nuestro cine. México se hizo grande porque su público consume sus películas, México vendió a México, y el pueblo respondió. Aquí dicen: “Película peruana, es una cagada”. No hay cultura teatral o cinéfila nacional; sin embargo, consumen cagadas de Estados Unidos, y tienen el cerebro carcomido por el lenguaje y el american way of life, y hasta las puertas de los cines no dicen: “Salida”, dicen: “Exit”.

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Giancarlo Tejeda Written by:

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