Alberto Ísola, actor, director y profesor de teatro, emblema de las tablas peruanas, nos concedió una entrevista en la que pudimos conversar acerca de Ha llegado un inspector, obra que protagoniza en el Teatro Británico; además, hablamos de otros temas ligados a la cultura, y también sobre su vida personal.
Hablemos de su personaje, el inspector Goole.
Es un personaje muy particular. No es un inspector común y corriente. Es un personaje complicado, complejo. Lo más difícil ha sido –con Roberto (Ángeles), el director– encontrar algo que te sugiera que es un inspector, pero que, cuando después te des cuenta que es un inspector muy particular, entiendas por qué. Es fascinante porque Priestley (autor de la obra) ha usado el formato de una historia de detectives, de crimen, para hacer una profunda reflexión moral, filosófica, ética y política fundamental.
Es un personaje no tan normal.
Es una mezcla de cosas. Por un lado es un inspector, pero por otro lado tiene que ver con cosas mucho más complejas, mucho más internas.
¿Nos puede contar acerca de los ensayos?
Este es el octavo o noveno espectáculo que hago con Roberto. Somos muy amigos y además nos comprendemos mucho. Me gusta mucho trabajar con él porque siempre brinda a los actores y a las actrices una posibilidad de probar cosas distintas y al mismo tiempo es alguien que te sigue. Denisse (Dibós) y Leonardo (Torres Vilar) son compañeros muy queridos y que conozco hace mucho; los otros son jóvenes, es la primera vez que trabajo con dos de ellos, con Micaela (Belmont) y con Diego (Salinas), pero es la segunda vez que trabajo con Ítalo (Maldonado). Lo que me gusta del teatro es que se forman grupos de trabajo que tienen mucho de familia, y es bien importante eso porque te tienes que sentir acompañado. Vengo de una experiencia anterior que era un monólogo, así que ha sido una delicia volver a estar con otra gente.
¿Qué reflexión podría decirnos acerca del teatro que estuvo parado por la pandemia?
Pasaron varias cosas. La mayoría de cosas fueron malas, hubo un costo humano. Muchos sectores, incluido el teatro y las artes escénicas, se vieron muy golpeados. En el primer momento tenía muchos reparos con la versión virtual del teatro, pero me parece que es un aporte, porque, además, lo que me pasó como profesor y como actor fue que llegué a gente a la que normalmente no hubiera llegado, por razones geográficas. Tenía alumnos de todo el país; había gente que veía la obra en Australia. Eso me parece estupendo. También nos hizo valorar la importancia del teatro, el sentido del teatro como fenómeno. En lo personal, yo vivo en un edificio pequeño, con un grupo de vecinos que no veo nunca, y esos meses fueron de convivencia. Fue un descubrimiento, me hizo pensar en qué poco se relaciona uno con la gente que lo rodea.
En lo más personal, cómo se relaciona uno con uno mismo también.
Exacto. Yo nunca estaba en casa.
¿Descubrió algo de usted mismo?
Estar en mi casa ha implicado pensar, leer los libros que no había leído. Me hizo reflexionar más y valorar más lo que tenía. Mi vida anterior a la pandemia era muy intensa, muy rápida, agobiante, y había muy poco espacio de reflexión y de mirada.
Cuando lo entrevistamos en el 2016, usted nos dijo que temía que algo le impida hacer lo que tanto ama, y justo en la pandemia pasó algo así.
Así es.
Cómo lo enfrentó.
Lo superé, como creo que todos, encontré una manera. Yo estaba enseñando en la universidad, con los alumnos teníamos que hacer un espectáculo basado en un texto de García Lorca, y lo hicimos cada uno de nosotros, en nuestra casa, a nuestra manera, y la grabación participó en un festival de teatro universitario en Granada, en España, y la reacción del público y de la gente de Granada fue estupenda, ¡qué original!, ¡qué interesante! Entonces, creo que también descubrimos otras bondades.

Hablando de la cultura, ¿las políticas culturales en el Perú siguen siendo la última rueda del coche?
Absolutamente. Por más que ahora haya un Ministerio de Cultura, y no digo que la gente que está en el Ministerio no haga un esfuerzo. Lo que pasa es que es un presupuesto muy pequeño para cosas que van desde restos arqueológicos hasta publicaciones de libros. Creo que el problema sigue siendo la falta de una política cultural, o sea, del sentido de la cultura dentro de nuestra vida cotidiana.
Aquella vez también nos contó que usted era un músico frustrado.
Yo quise ser músico siempre, mi familia se opuso al comienzo, ya cuando decidí hacer teatro no. La música está muy presente. No toco ningún instrumento, tengo buen oído, me gusta muchísimo la música.
En una entrevista con Denise Arregui dijo que una de sus canciones favoritas era Anhedonia, de Charly García.
Sí. En Spotify suelo hacer listas, hice una lista para este personaje (el inspector Goole), con todas las canciones, y la compartí con todos; encontré como 20 canciones que me tocaban de cerca.
Por ejemplo…
Stand by me es una, y habla un poco de lo que la obra dice; y algunas canciones de Joan Báez, de Charly García elegí Rezo por vos.
¿Una lista para el personaje?
Sí. Una de las cosas que siempre hago, porque me ayuda mucho, es buscar la música de los personajes. Yo decía, ¿qué música escucha este hombre?… pensé, no sé si escucha música, pero, si escuchara música, lo que dicen esas canciones tiene que ver con lo que ese personaje dice.
¿Es cierto que tenía un proyecto para llevar a escena cuentos de Hans Christian Andersen?
Hans Christian Andersen fue muy importante para mí cuando yo era niño, ha estado siempre presente en mi vida, y me enteré por Luis Alberto Pérez Albela, que manejaba un programa de televisión de canal cerrado que era sobre los libros, que estaba escribiendo un texto sobre Hans Christian Andersen, y le dije, yo me sumo. No sé todavía en qué va a terminar. Creo que es un autor muy importante; creo que al catalogarlo como autor de cuentos para niños se ha perdido una dimensión, es un personaje mucho más complejo, y eso es lo que me interesaría investigar.
Ha llegado un inspector se presenta en el Teatro Británico (Calle Bellavista 527, Miraflores), hasta el domingo 4 de junio, funciones el viernes a las 8:00 p. m., sábado a las 4:30 p. m. y 8:00 p. m., y domingo a las 4:30 p. m. y 7:00 p. m.. Entradas en Joinnus y en la boletería del teatro.
Entrevista y fotografía de encabezado: Giancarlo Tejeda
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