“HAGAMOS UN TEATRO Y UN CINE MÁS COMPROMETIDO CON NUESTRA REALIDAD”

Ramón García, actor peruano que derrocha sabiduría y es querido por todos sus colegas, volvió a conversar con nosotros, esta vez en medio de la pandemia del coronavirus, disparando verdades que pocos se atreven a decir, pero que son necesarias saber, sobre todo ahora, en esta época de cambio urgente.

Ramón, estamos en una pandemia, parece irreal a veces, la cuarentena, el aislamiento social, y los artistas escénicos como tú han sufrido un golpe, ¿cómo enfrentas esta situación?

En realidad, mi vida ha estado siempre bajo una especie de pandemia, me he enfrentado a situaciones difíciles a las que me he tenido que adaptar. Es la primera vez en la historia que el planeta se paraliza. Lo único que te queda es adaptarte. Renegar, criticar al gobierno, es tiempo perdido. Tenemos que adaptarnos y luchar con las herramientas que tenemos, y esta (internet) es una de las más importantes, nos podemos comunicar a pesar del aislamiento. Nuestra forma de pensar va a tener que cambiar. Con la peste negra pensaban que el mundo se iba a acabar, y hubo gente que dijo no, vamos a cuidarnos, a protegernos, y esa fue la gente que sobrevivió. A pesar de las indicaciones del gobierno, a pesar de las cifras de muertos diarios, la gente sigue cometiendo los mismos errores, y tú dices, sí, esta gente es necia, pero también tienes que ver sus necesidades. Tenemos que cuidarnos, sobre todo yo que soy un chiquillo de 70 años, y tengo diabetes, colesterol, hipertenso… ¡me compré la rifa completa!; entonces, los cuidados tienen que ser mucho mayores, porque yo pienso seguir viviendo, pienso seguir alborotando el gallinero. Hay que aprender de esta experiencia, y ver nuestro pasado… ¿qué cosa ha hecho el cine antes de la pandemia?, ¿qué cosa hemos hecho los actores? Encontremos una fórmula nueva. Estos momentos son para que se te caigan las vendas de los ojos y veas la realidad. ¿Y la plata de los cánones mineros y petroleros dónde está?, ¿quiénes son las grandes empresas que deben a la SUNAT?… ¡El Ministerio de Cultura!, todos los ministerios están trabajando, y el de Cultura está en un reposo. Una cosa que he visto a lo largo de estos años es que somos muy desunidos, y de eso se aprovechan los que tienen la sartén por el mango, el gobierno, las empresas grandes.

Cuando dices que somos desunidos, ¿te refieres a la población o a las artes escénicas y a la gente del teatro?

Todos. Es famosa la frase, que yo detesto, “no hay peor enemigo de un peruano que otro peruano”. Ahí estamos involucrados todos, hay que cambiar eso. A mí me da mucho gusto cuando veo en un noticiero a un hombre X llevando en su camioneta 10, 20 almuercitos, para repartir a gente que ni conoce, pero le sale del alma. Este es el momento de ayudar, y es momento también de decir la verdad. ¿Cuántos congresistas has visto en los mercados tratando de arreglar la situación?, ¿cuántos congresistas has visto en los hospitales?, ¿están recibiendo un sueldo?, creo que sí, pero no hacen nada, y cuando pase esto, de repente no van a hacer nada y van a seguir recibiendo un sueldo, ¡elimínenlo pues! Con esto me estoy ganando enemigos, pero, la verdad es la verdad, si me equivoco, perdónenme, soy un pobre y simple trabajador del teatro.

Ramón en sus inicios en las tablas junto a Alberto Ísola

Dije lo de la unión en las artes escénicas porque en una transmisión en vivo Miguel Iza y Bruno Odar dijeron que recién se están uniendo aquí los actores y directores de teatro, comparaban con Argentina, donde están todos registrados, aquí hay informalidad, no hay mucha unión, tampoco hay una industria del cine… ¿crees que no hay un impulso del gobierno para las artes o es que tienen que unirse los artistas?

No debemos esperar nada del gobierno, hagámoslo nosotros. Siempre hemos sido la última rueda del coche, trabajemos para ser la primera rueda del coche. Siempre he pensado que hay un poder, un afán de mantener la ignorancia, un pueblo ignorante es fácil, donde entra el arte ya la cosa es difícil, porque el arte te da una visión del mundo diferente, el arte te libera, el teatro en general, para formarte como actor tienes que soltar todos los prejuicios, tienes que reinventarte, ves las cosas diferentes, eres en esencia un idealista. Todo el mundo es libre en el teatro y el cine de hacer el argumento que le da la gana, pero esta situación nos deja una obligación moral de hacer un teatro, un cine, más comprometido con nuestra realidad, con nuestra vida, con nuestro país.

Tienes una gran carrera, ¿qué sientes que es lo que te ha dado más satisfacción en tu vida artística?

No puedo negar que el haber hecho estas dos series en Italia para HBO no significara algo importante para mí, por supuesto que sí, ser dirigido por un director como Paolo Sorrentino, ganador del Oscar del 2014 con La gran belleza, fue algo muy especial. Cuando yo estaba en Italia a veces comentaba con algunos técnicos, algunos actores, les decía lo que sentía por ser dirigido por Sorrentino, un tipo fuera de serie, buenísima persona, y ellos me decían, “nosotros también” (risas). Tienen que ver la serie (The young pope y The new pope), porque su lenguaje audiovisual es poético, bastante lírico, es una mezcla entre Kurosawa y Fellini, por eso también decían que La gran belleza era una versión moderna de La dolce vita. Un poco antes de la pandemia hice microteatro, una obra que trataba de un ex drag queen que se está muriendo. Cuando me ofrecieron el personaje no lo pensé dos veces, para mí era un reto, porque siempre he hecho de militar, papeles de humor, pero… un drag queen es un drag queen. Me gustó mucho el trabajo que hice ahí. Y, bueno, una de las películas que más me gustan de las que he hecho es La ciudad y los perros, es más, la veo cada cierto tiempo, y cada vez me gusta más, me gusta el trabajo de El Jaguar, Juan Manuel Ochoa, que espero que esté mejorándose, lo mismo que Pold Gastello. Cuando veo el trabajo de Juan Manuel, se ve un actor maduro, un actor intensamente interno, y éramos chiquillos, bueno, yo ya tenía 33 años, Juan Manuel tenía veintitantos, y él también es leonciopradino, de la XXIX promoción, yo soy de la XXIII. Ese es uno de los recuerdos más agradables. También una película que hice hace poco, La luz en el cerro. La historia tenía mucho que ver con mi familia, porque por parte de mi madre son cusqueños, y mi abuelita Bonifacia, de niño, me contaba las historias de los tapados, los túneles, las apariciones, del fuego en la noche, de los cerros, un fuego que nadie explica de dónde viene.

Reseña de la carrera artística de Ramón García

También has trabajado en televisión, sobre todo en programas cómicos en los ochentas, ¿qué recuerdos tienes de esa época?

Mi debut como actor fue en el 77, el dos de febrero. En televisión y en el cine fue en el 79. Mi primera película fue con Lucho Llosa, y mi primer trabajo importante en televisión también fue con él, en el Canal 5, cuando hicimos Gamboa (1984), con Eduardo Cesti y Jorge García Bustamante. Era un policial bastante especial, mucha gente lo veía. Después de eso hubo un impasse, me retiré el programa, y me fui al Canal 9, a hablar con Carlos Onetto “Pantuflas”, tenía que buscar trabajo y él tenía un programa de humor que se llamaba El dedo, le digo: “Don Carlos, bueno, yo he hecho Gamboa, he trabajado en esto… no sé si yo puedo trabajar dentro de lo que es el humor”, y Carlos “Pantuflas” me dice: “Oye, ¿te has visto al espejo?, ¿con esa cara qué quieres hacer?” (risas)… Y entonces comencé a hacer humor, después pasé al 4, hicimos Los gusanosaurios, hicimos La máquina de la risa, trabajé con Jorge Benavides, con Tulio Loza… Y acá quiero hacer un paréntesis, una de las cosas que siempre preguntan, ¿cómo haces para que no te encasillen?, muchos actores se quedan solamente haciendo una cosa, teniendo un gran potencial en otra; bueno, una de las salidas es el teatro, porque tú puedes escoger la obra, darte la satisfacción de hacer comedia, tragedia, drama, lo que te dé la gana… el cine también. De esa manera me liberé de ese yugo, del encasillamiento en un personaje o en un género…

Sin embargo, en los últimos años, por tu personaje de Los choches, te has quedado también con el nombre del personaje…

Chapana… bueno, qué voy a hacer. Lo que pasa es que Los choches… eso se grabó en el 95, fueron 140 capítulos, y lo han repetido hasta dos veces más, entonces el personaje quedó, quedó el nombre y… ¿qué vas a hacer? Muchos actores son llamados no por su nombre sino por el personaje. El otro día vi en Acting tips que entrevistaban a actores norteamericanos, y me daba risa porque a nosotros nos sucede lo mismo, a Morgan Freeman le habían dicho un día ¿cómo está señor Denzel Washington?, y a mí me han dicho Tulio Loza, Víctor Prada… la gente te confunde, a veces me dicen ¡ahí está el de Risas y salsa!, y yo jamás he trabajado en Risas y salsa… me decían “¡detectilocos!”… cuando hacían Los detectilocos yo estaba haciendo Gamboa, nada que ver con Los detectilocos.

En 1986 protagonizò el programa de televisión Los gusanosaurios junto a Alberto «Piwi» Fragomen y Hugo Salazar (fotografía: www.hugosalazar.com.pe)

También hacías comerciales de televisión… de gaseosa Beat, siempre con ese aire medio cómico.

Bueno, para aclarar a la gente que no sabe cómo es este negocio: uno no hace en televisión lo que uno quiere, sino lo que le piden, y para eso te pagan. Cuando se hizo ese famoso comercial, que solamente la gente mayor se acuerda porque eso fue hace más de 30 años, 40 años por lo menos, de las gaseosas Beat, mi personaje era una mezcla de Chapana con Groucho Marx, por el tipo de bigotes que tenía, y la frase era: “Beat, la bebida de la vida”, y bueno, también tenía ese toque de humor, porque tengo cara de payaso será pues, ¿no?, pero también hago de cachaco, de policía; por ejemplo, en La luz en el cerro, hago de un policía amargado, que está podrido, ha perdido prácticamente todo y está desterrado ahí en ese pueblito de la sierra, ese personaje no tiene nada con el humor.

Tú has actuado en más de 20 películas, casi 30… ¿cuál crees que es la diferencia entre la industria del cine extranjera y la producción peruana?

Hablar de industria de cine en el Perú… creo que estaríamos hablando como el cocodrilo, con una boca muy grande, no hay, creo… la estamos gestando, sí. Ahora, en la producción cinematográfica, los costos han bajado, antes el soporte era muy caro, la película en sí, el celuloide. Ahora todo es digital, es más fácil, tú ves la escena, si no ha quedado repiten, queda, y ya la están mandando a editar, ahora es más simple, más barato, y creo que es el momento de comenzar a surgir. Un buen ejemplo de cómo producir ganancia es Tondero: ellos producen, realizan y exhiben. Esto tiene que agrandarse, asociarse con empresas chilenas, argentinas, colombianas, crear un mercado latinoamericano, y que también involucre a España por el lenguaje, para enfrentar a la industria norteamericana. Hay pequeñas muestras de que sí se puede.

Compartiendo escena con Jude Law en The young pope

Muchos critican a Tondero, por ejemplo, con películas sobre todo cómicas y con un molde que dicen que a la gente le gusta… ¿crees que es justa esa crítica?, que en general hay mucho cine “comercial”, que copian a la televisión inclusive… ¿qué crees que tiene el cine peruano que está priorizando lo comercial, desde mi punto de vista?, ¿crees que de verdad se ha perdido un poco el tema artístico?

Es nada más una opinión de este humilde trabajador del teatro: ¡dejen de criticar y pónganse a trabajar!, y no jodan, ¿ya? El que quiera hacer cine como lo hace Tondero, que lo haga, tiene público. El que quiera hacer cine como este gran puneño que ha hecho Wiñaypacha (Óscar Catacora), ¡una extraordinaria película!, es más, hemos conversado, y yo estoy encantado de trabajar en un proyecto de él. Y si Tondero quiere hacer Asu mare 5, 6, 7… que lo haga, pero déjense de criticar y cada uno haga su trabajo, dejen que el público juzgue, pero no nos maleteemos entre nosotros, trabajemos, y más bien que cada uno perfeccione. ¿Qué de malo tiene que sea comercial?, qué, ¿tú no cobras un sueldo? Cada uno va puliendo su trabajo, sea cual sea la línea. El trabajo extraordinario de nuestro exministro de Cultura, el director de Magallanes, Salvador Del Solar, ¡él está obligado a hacer otra película!, mira lo que salió con su primera película… Pon a Magallanes a un costado, hablemos de la de Farfán, El 10 de la calle, el director (Martín Casapía) prácticamente es un muchachito, la película no es una película de culto, pero es una película que entretiene, gusta al público, ¡ese muchacho tiene que hacer más cine! Es la película sobre Farfán, tú dirás que aprovechó… ¿y qué?, está bien hecha, a la gente le gustó, ya está pues, debe seguir filmando. No vamos a negar que por ahí hay bodrios, y bueno pues, el bodrio se cae solo, a la segunda o tercera función hay cuatro gatos. Lo que es bueno hay que rescatarlo, cualquiera sea su género.

Se deduce que falta un poquito de apoyo a la cultura de parte del gobierno, del Ministerio de Cultura, porque, por ejemplo, en Argentina, hay salas que exhiben solamente cine argentino, y acá no hay ese apoyo que sería importante para el cine “independiente”, para que haya una industria, porque el cine es muy importante para una nación, hace que se cree una identidad.

Estás hablando de dos realidades diferentes. En Argentina, solamente en la capital, hay 600 lugares donde se hace teatro, entre teatros, salas de cultura, espacios especiales… ¡600!… ¿nosotros cuántos tenemos?, no llegamos ni a 50 (risas). Por otro lado, perdónenme, no quiero faltar el respeto, después me van a decir “qué malcriado que eres”… ¿qué es el Ministerio de Cultura?, ¿qué cosa ha hecho durante toda esta pandemia por nosotros?

Ha contratado a personas que no tienen que ver mucho y que han cobrado mucho dinero, hay una polémica.

¿Qué pasó con ese jovencito, el Ministerio de Cultura, esa plata?, ¿quién autorizó eso?, ¿quién dijo “hay que pagarle tanto”?, porque yo no voy al joven en cuestión, voy al Ministerio, ellos son los que contratan. ¿Cuántos compañeros ahorita hay que están…? Nosotros vivimos del teatro, y toda nuestra actividad tiene que ver con aglomeración de gente, y como eso no se puede, nos quedamos sin trabajo. Estamos buscando fórmulas, pero nosotros. ¿Qué están haciendo por nosotros? Se hizo una lista, y no sabe qué hacer con ella el Ministerio de Cultura, una lista de actores, técnicos. Cuando se habla del gremio de artistas se habla de los actores, pero dentro del gremio también están los técnicos. ¿Qué está haciendo el sindicato de actores?, con todo respeto. Yo me he enterado de que están mal Pold y Juan Manuel por otros medios, ¿no se supone que el sindicato vela por el bienestar de sus miembros?

Con Diane Keaton, Jude Law, Paolo Sorrentino y John Malkovich

Hace un momento mencionaste que el teatro, la actuación y el arte en general abre las perspectivas de las personas, te hacen ver el mundo distinto… ¿Por qué crees que es importante, no solo el cine sino el teatro y el arte en general para el ser humano?, ¿qué es lo que hace?, ¿qué es lo que logra mejorar en las personas?

Primero, te das cuenta de la verdad, estamos viviendo engañados hace años de años. La famosa frase de Gonzales Prada: “Los viejos a la tumba y los jóvenes a la obra”, no estoy de acuerdo, porque, sin experiencia, qué va a hacer el joven, pero, en esa época, había una extremada corrupción… mira, qué coincidencia, seguimos igual, ¿y qué hace el arte?, te hace ver la verdad, la realidad, por eso es que es peligroso, el que piensa, pierde, está prohibido pensar, ¡no puedes pensar! El arte te da una visión de lo que es el mundo, de tu función como ser humano, de a qué has venido, para qué naciste. Una de las pobrezas más terribles es la pobreza mental, y Paulo Freire lo dice en Pedagogia del oprimido, que tú piensas que los que están arriba son más inteligentes que tú, que son superiores a ti, y que tú nunca vas a superarte, y que naciste en esa covacha, en esa casita miserable, y ahí vas a morir, porque tu mente no admite que puedes crecer… ¡esa es la pobreza más terrible!, la pobreza de acá (tocándose la cabeza), de no tener esas ansias. Existe un sistema para que nosotros sigamos pensando así. Nuestro sistema educativo… Ahora veo que hay cambios… cuando era niño tú tenías que aprender la lección o sino “te caía”… “la letra con sangre entra”, ¡mira tú qué brutalidad!, ¿cómo vas a decir “la letra con sangre entra”?, ¿qué, somos animales, bestias?… Pavlov, ¿no?, ¡obedece!, ¡come el queso!… no jodan, hombre, ¡tenemos cerebro!

A propósito, tú eres profesor de actuación en el TEFA, el Taller Estudio de Formación Actoral, que lo tienes hace muchos años.

Ajá.

Video de la entrevista en vivo que le hicimos a Ramón el 24 de mayo del 2020

Y ahora, ¿vas a hacer algo con el tema virtual en medio de la pandemia?

La pandemia nos está cambiando, estamos viendo otra forma de ver la vida, y estoy desarrollando un taller online, aplicando las técnicas teatrales, los principios de transformación de un ser, aplicadas a la persona común y corriente, para que tenga las herramientas necesarias para enfrentarse a este nuevo mundo, a este mundo diferente, porque no puede ser igual que antes, no podemos repetir los mismos errores que antes. Ya vimos que, si tú no te cuidas, hoy día estás vivo, y mañana no. Valoren este silencio, este aislamiento social, para ponerse a pensar que las cosas no pueden seguir igual. Debemos reconocer, aceptar, aprovechar este tiempo, para ver cómo fue nuestro pasado, qué es lo que nos está pasando ahora, y qué debe pasar mañana, qué debemos hacer, tenemos esa obligación. Miren nomás las fotos de la Tierra, de los mares, los ríos, los animales que invaden, animales que pensaban que estaban desaparecidos, están apareciendo, miren cómo se está limpiando el mundo, ¡limpiémonos nosotros también!, es el momento de transformarnos, renacer, enfrentar y aprovechar mejor este nuevo mundo. De eso se trata el taller, los que están interesados, ya saben, me buscan en las redes.

¿Cuándo empezaría el taller?

Lanzaremos una campaña basada en testimonios de exalumnos míos, algunos son actores, pero tengo otro que es campeón sudamericano de taekwondo, un periodista, arquitectos, médicos, fotógrafos, un montón de gente que salió del taller, y que no precisamente terminó como actor, pero sí terminó sabiendo lo que tenía que hacer en la vida para ser feliz, porque, al fin y al cabo, lo que quiere el ser humano es la felicidad, y la felicidad no está en las cuestiones materiales. Será un taller muy dinámico, con bastantes diálogos. Recuerdo a un gran maestro, “el diablo” Zamalloa, todos aprendíamos más con “el diablo” en la cafetería, cuando nos reuníamos y todos éramos amigos. Es un nuevo camino para poder enseñar, no esa enseñanza vertical, “yo sé, tú no sabes”, no, acá sabemos todos, uno un poquito más que el otro, y en el intercambio de ideas comienza a crecer el conocimiento. Se trata de juntar todas estas características de un nuevo planteamiento educativo para ser un mejor ser humano a través de las artes escénicas. Vean el ejemplo educativo de Finlandia. El ser humano nace con la capacidad, con el deseo de aprender, porque si no, cómo aprendimos a gatear, a caminar, a hablar, ¿no se acuerdan cuando estaban chiquitos?, los chiquitos están pregunta y pregunta y pregunta y pregunta, porque así somos.

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Giancarlo Tejeda Written by:

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