“QUEREMOS PROMOVER LA INDUMENTARIA COMO MEDIO DE CONVERSACIÓN”

Akemi Bazán, emprendedora del diseño, conversó con nosotros acerca de La Plebeya, su marca con la cual difunde la belleza de una ciudad que mantiene su encanto en la arquitectura y en ciertos rincones escondidos para muchos transeúntes, pero no para ella, quien se encarga de mostrarnos los hallazgos de una Lima antigua y, con el apoyo de un gran diseñador, nos la ofrecen en indumentaria y objetos como cojines, cartucheras y bolsos, para recordarnos que la ciudad en la cual vivimos alguna vez fue la más esplendorosa de esta parte del mundo.

Akemi, ¿qué es La Plebeya?

La Plebeya es una propuesta de diseño que quiere rescatar la historia de Lima, los monumentos históricos, los personajes que hicieron de Lima su inspiración, a través del diseño, para que la gente pueda portarlo, como polos, bolsas, o algún objeto de diseño para su casa. La idea es que la gente pueda llevarse un recuerdo de su ciudad a su hogar, o hacerlo  parte de su indumentaria.

¿Por qué el nombre “La Plebeya”?

“La Plebeya” es por el vals El plebeyo de Felipe Pinglo. Aparte, un plebeyo, o una plebeya, siempre han estado en la clase baja, en el pueblo, y ha tenido las opciones de poder ver distintos acontecimientos, que no pueden ver los de la clase alta, porque se inmiscuye en cualquier lugar, y puede sacar de ahí algo valioso.

¿Tú eres de Lima?

Sí. Mi familia es de Cajamarca, y tuve un periodo viviendo ahí. Mi familia se instaló aquí en Lima en los años sesenta. Me identifico mucho con Lima, el Centro Histórico me ha dado una tranquilidad que en ningún otro lado he podido sentir.

Es extraño, mucha gente dice que Lima estresa, que la ciudad es muy agresiva, y a ti te pasa lo contrario.

Depende. La belleza se puede ver de acuerdo a cada persona, cada persona distingue la belleza de distintos modos. Por ejemplo, a mí me parece bello ver una quinta, y que en la puerta esté un perrito, y más adentro que haya unos niños jugando con un carrito, por allí ropa tendida. Es como la belleza en lo derruido, en lo que tiene muchas capas de historia. Todo lugar que tenga capas de historia me interesa mucho, y en el Centro de Lima es donde hay más de esos espacios, por eso me llama siempre el ojo ir por ahí.

O sea, quizá la plebeya eres tú, y quieres mostrar lo que queda de la Lima antigua.

Claro, esa es la función. Una vez fui por la calle de la Estación Desamparados, donde venden souvenirs, y no había ninguno con respecto a la ciudad de Lima, solamente había de Cusco, de Nazca… Encontramos un nicho ahí y quisimos hacer algo…

Cuando dices “quisimos”, te refieres a…

Somos dos personas, el diseñador y yo, con él hemos recorrido toda Lima, hemos hecho fotos, hemos ingresado a museos… hemos hecho peripecias para registrar las imágenes, y de ahí generar una idea y abocarla a una prenda o a una pieza de diseño.

Diseño de La Plebeya en diferentes soportes (fotografías: La Plebeya)

¿Recuerdas algún momento o algo en especial que te hizo decir “me gusta Lima”?

Me enamoraron sus jardines, cuando iba, por ejemplo, al Convento de los Descalzos, ahí dentro hay una pila y hay jardines; o también me iba a la Biblioteca Nacional, donde también hay jardines. Ahí sentía que estaba en otro lugar, eso me hacía sentir muy bien.

¿Has vivido en el Centro de Lima?

No, pero sí me gustaba la historia, en los libros siempre rebuscaba y veía “¡oye, qué bonita plaza… qué bonito lugar!”. Cuando me dieron permiso para salir sola, a los 13 ó 14 años, tomaba un bus, y disfrutaba mucho ese recorrido, porque pasaba por el Rímac, luego entraba al Centro, me bajaba en la iglesia de Las Nazarenas, y de ahí no me cansaba de caminar por el Centro de Lima, inclusive me metía a casas sin saber, subía a edificios, terminaba en las azoteas…

Eras como un gato.

¡Sí! (risas), y ni siquiera veía el peligro que podía ocasionar. Era el impulso de poder saber y poder tener otras imágenes de la ciudad.

¿Y encontraste algo que te haya gustado?

Sí… Hay algo que nunca me voy a olvidar y que no lo he vuelto a encontrar: era una virgen que estaba en una meseta, como una cama, y tenía unos pies de porcelana muy bonitos, eran unos pies magníficos, angelicales, y yo decía ¿qué es esto?, ¿por qué son tan perfectos? Siempre tengo esa imagen de los pies. Era una estatua de tamaño natural, echada, me parece que fue en un templo de Barrios Altos. También los corazoncitos que están en la Plaza Italia, tres corazones, cuenta la leyenda que eran tres hermanas que fueron seducidas por el diablo, los corazones están en una esquina, en malas condiciones, con basura abajo.

¿También tienes un blog?

Sí, hay un blog al cual todavía no le hemos dado rienda suelta, pero tenemos historias que queremos contar. Es probable que se haga una página web.

Entonces, ustedes no se restringen solamente al diseño.

Queremos que la gente pueda ver a la sociedad con otros ojos, y que tengan las ganas de poder informarse, porque historias hay, solamente faltan dos piernas y recorrerlas. Eso quisiéramos promover, y también la indumentaria como medio de conversación. Si yo veo que tienes un polo que dice “Fotografía Central Lima”, yo te pregunto, oye, ¿y ese polo?, ¿de qué es?, y tú puedes contar lo que hay detrás de ese polo: “Mira, eso está en Jirón de la Unión, es una fachada de estilo francés, art nouveau, y tienes que ir a verla porque es hermosa”. Eso es lo que quisiéramos promover.

¿Por qué?

Porque vivimos en Lima. Veo que la gente está aglomerada en centros comerciales, o están en un lugar y no saben que en ese lugar sucedió algo. Eso, que tengan la información y que quieran más a su ciudad. Hay un dicho que dice: “No quieres lo que no conoces”, tienes que conocerla para poder quererla.

La propuesta de ustedes es difundir lo antiguo no solamente con diseños, sino con fotografías, textos…

Y personajes también, como Ribeyro, Varela, Szyszlo, Humareda, todos los personajes que no necesariamente eran de Lima, pero que trabajaron en el entorno de Lima y que obviamente Lima fue su admiración en un momento, porque si vives en una ciudad te inspiras y creas algo. Esperamos rescatar también eso.

Otro bolso diseñado por La Plebeya (fotografía: La Plebeya)

Trabajas con un diseñador…

Él es médico, es de Arequipa, y fue la primera persona a la que le mostré Lima. Ahí me di cuenta del potencial de Lima, porque él entendía y veía con los ojos que yo veía. Es muy buen dibujante. Empezó a hacer bosquejos, y empezamos con los cojines, con los nombres de las calles antiguas; dijimos: hay que trasponer esta placa, esta dirección y llevarlas a otro objeto, para que la gente tenga un recuerdo de la ciudad. De ahí diversificamos a cartucheras, bolsos, polos… en cualquier objeto, porque ya tenemos un taller.

¿Cuál es la novedad?

Vamos a hacer unos stores, son como unas cortinas, que al ponerlas en tu ventana se trasluce la tela y se forma un diseño.

¿Hace cuánto tiempo te dedicas a esto?

Hace tres años. Estudié Industria Textil, y me especialicé en Serigrafía Industrial. Me gustaba mucho el diseño. También estudié Administración de Negocios en la Universidad Ricardo Palma.

¿Piensan dar talleres?

Sí, talleres de estampados. Queremos tener más gente que empiece a emprender, queremos ser una especie de casa donde vengan con sus proyectos y nosotros les ayudemos en el camino.

¿Cómo ves el mercado?, ¿hay algún producto que tenga más salida que otro?

Lo que me ha sorprendido es que haya gente que consuma esto, porque, como iconografía, me parece algo rebuscado. Imagino que de mil personas, 10 deben saber sobre el Estudio Courret, sin embargo, ese ha sido el polo que más ventas ha tenido. Igual con los escritores, que salen bastante, lo cual nos dice que la gente está leyendo más. La gente está eligiendo mejor lo que quiere representar.

¿Venden a través de redes, ferias…?

A través de redes, Instagram o Facebook. Hemos estado en ferias, y bien, porque las ferias te traen difusión, pero lo malo es que, justamente por lo que te comenté, al ser modelos muy rebuscados, en las ferias no siempre cae gente que pueda entender nuestro concepto. En cambio, por redes tú creas un nicho, creas una promoción, y sectorizas a la gente que más o menos vaya a comprender. Entonces, la gente viene sola, del boca a boca…

“La gente viene sola”, como dijo un político.

(Risas) Sí, la gente viene sola, ¡no la plata!

Ustedes hallaron un nicho, ¿cómo es su público?

Nuestro público es muy interesante, nos hemos sorprendido. Yo realizo las entregas, y a veces me han esperado con fascículos de Lima antigua, fue una chica, me acuerdo, le entregué el polo y se quedó contenta, y me dijo: “De repente tienes alguna idea con esto”, me quedé encantada, había fotos muy bonitas, y quedamos en escanearlas. Otra persona me dijo que trabajaba en el Museo de la Nación, que de repente tenía algún archivo que podría imprimir. Hay gente que solamente compra porque les gusta el diseño, y les digo que se los vendo, pero que tienen que investigar la historia que cuenta el diseño.

¿Cómo empezaron su empresa?

Queríamos hacerlo para nosotros, y quedó tan bonito que lo vendimos por Facebook, y encontramos compradores, fue una sorpresa, ¿quién podría comprar un cojín bordado con las calles de Lima?

¿Siguen utilizando bordados o ya solamente serigrafía?

Todavía bordamos los cojines porque nos gustó mucho cómo quedan. La serigrafía la utilizamos para polos y bolsos. Las cartucheras las hacemos mediante sublimado.

¿Hay alguna otra empresa que sea su competencia?

En cuanto a indumentaria, sí, hay bastantes marcas, sobre todo de dibujos del recuerdo: ochentas, noventas, pero no he visto otra marca que quiera sacar algo sobre Lima.

Akemi en su taller del Centro de Lima

¿Volverán a participar en alguna feria?

Primero nos gustaría tener más cantidad de diseños para ir ya con todo.

¿El gobierno debería hacer algo para impulsar a los artistas emprendedores?

Claro. Vemos la feria Ruraq Maki, una feria de artesanos que vienen de todas partes, pero también sería bueno tener una feria sobre Lima antigua, con souvenirs sobre la ciudad.

¿Tienes esperanza en la nueva gestión municipal de Lima?

Sí, sobre todo se necesita la restauración de edificios que están por caerse, o afectados por el fuego.

¿Qué te gusta de la arquitectura de Lima?

El art nouveau, el art deco, el mestizaje en la arquitectura.

¿Tienen algún proyecto próximo?

Nos gustaría innovar con el diseño y la impresión en 3D.

¿Qué te gustaría que suceda para poder desenvolver mejor su labor?

Más difusión, que haya ferias abocadas a ideas sobre Lima, que se den cuenta de que la ciudad de Lima tiene mucho potencial, mucha riqueza. La Municipalidad podría generar souvenirs de detalles de Lima antigua, para que la gente vaya conociendo y pueda querer un poco más a su ciudad. Todas las ciudades importantes tienen una marca, un branding, y Lima se está quedando atrás. El gallinazo tiene bastante para ser la imagen de Lima, o tal vez las mansardas que son parte de la arquitectura afrancesada.

El gallinazo…

El gallinazo creo que debería ser.

¿Por qué?

Porque está en todos lados, llega a todos lados… yo pensé que las águilas que están en el escudo de Lima eran gallinazos, ¡todo el mundo piensa que son gallinazos! (risas)

Por último, ¿qué te ha dado Lima?

Pucha, todo: amor, tristezas… buenas borracheras (risas). Siento que Lima es mi corazoncito, la tengo siempre ahí presente, por más que a veces estoy molesta, siempre llego y me hace sentir mucho mejor.

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Giancarlo Tejeda Written by:

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