Nelson Manrique, sociólogo e historiador, nos habla acerca de, quizá, la más dañina de las taras de los peruanos: el racismo.
¿Qué es el racismo?
Al hablar de racismo, la gente se refiere a los síntomas: discriminar a la gente por su color de piel, su cabello, es decir, por su fenotipo, pero el problema de fondo es la creencia de que, por razones naturales, biológicas, hay humanos inferiores y humanos superiores. Muchas veces se confunde con la discriminación étnica, por cómo se viste la gente, cómo habla, qué creencias tiene, pero esa discriminación es reversible: si me discriminan por ser judío, me vuelvo católico, si me discriminan por hablar quechua, puedo aprender castellano, si me discriminan por usar poncho y ojotas puedo ponerme camisa y pantalón. La discriminación racial apela como justificación a diferencias naturales, biológicas, y por tanto, inmutables: yo puedo cambiar mi ropa, mis creencias, pero no puedo cambiar mi piel. Por eso el racismo ha sido tan útil en el Perú para legitimar un orden estamental.
¿A qué se refiere con “orden estamental”?
Es un orden en donde la pirámide social, la estratificación social, se piensa como un conjunto de compartimientos estancos; entonces, lo ideal es que una persona nazca en un lugar y permanezca ahí. La movilidad social supone salir de un estrato y pasar a otro, y eso, desde el punto de vista de una sociedad estamental, no es aceptable. Como dicen las abuelitas: “Velasco malogró al país porque los cholos olvidaron cuál era su lugar”. Esa es la esencia del orden estamental, y en tanto eso es legitimado por un discurso que dice que no tiene que ver con la pobreza, riqueza, educación, desigualdad, opresión, sino que viene de la biología, eso es inmutable. Si yo interiorizo que soy inferior por razones biológicas, no me puedo rebelar contra eso, porque es la naturaleza. Por eso el discurso racista ha sido tan importante para mantener un orden estamental en el país, el mismo que vino con la conquista, se consolidó en la colonia y continuó en la república, y ese discurso entró en crisis en el final del orden oligárquico que se fundó en el país y que rigió hasta el gobierno de Velasco Alvarado.
¿Velasco acabó con ese orden estamental?
Cuando se habla de la Reforma Agraria, se habla de la crisis del agro, pero antes de ella había una servidumbre espantosa: los gamonales eran cargados en andas, les cortaban los brazos a los indios que no les rendían pleitesía. Todo eso se acabó con la Reforma Agraria, se acabaron los terratenientes, los gamonales, la servidumbre, y eso cambió la situación del país.
Entonces, ¿Velasco hizo bien?
Desde el punto de vista social, sí. Hubo excesos, errores, pero, en relación con lo que era el orden social infame que existía, hizo bien. Se fundaron las bases para una sociedad moderna, sino seguiríamos siendo un país de gamonales y servidumbre. Siguen existiendo abusos, pero el maltrato físico creo que ha sido bastante superado.
¿Podría explicar un poco más acerca de la evolución del racismo en el Perú?
El racismo fundamental en el Perú fue el racismo antiindígena, porque éramos un país mayoritariamente indígena. Los indios viven en la sierra y unos pocos en la selva, pero, ¿cómo es posible que, habiendo migrado millones de personas a lo largo de 50 años, se siga pensando que no hay indios en la costa? Sucede que desaparecen los indios y aparecen como cholos y mestizos. En 1940, en el primer censo que se hizo en el siglo XX en el Perú, la gente que vivía en la sierra era el 67%, ahora es el 24%; en Lima vivía el 24% y ahora es más de la mitad de la población. Es decir, se reduce la cantidad de serranos y crece la de costeños, y como cada vez hay menos campesinos y serranos, los que se incrementan son los mestizos y cholos, por eso el racismo ahora es principalmente antimestizo, anticholo, porque es el grupo mayoritario. Lo particular es que el racismo se inserta en lo interior del grupo cholo y mestizo: mucha gente con rasgos indígenas usa como insulto contra otros la palabra “cholo” o “indio”. Hay un deporte de cholear entre cholos. Si yo insulto a otro de cholo o de indio, no me puedo reconocer en el espejo. La condición para que pueda usar esto como un insulto a otro es que yo no reconozca mi propia imagen. Entonces, ¿Qué somos?, ¿somos un país mestizo, indio, blanco? Quienes nos conquistaron tampoco eran tan blancos, en España hubo un mestizaje enorme: grupos norafricanos, bizantinos, cartagineses, romanos, germánicos, una mezcla completa.
¿Existe un orgullo cholo ahora?
El orgullo cholo actual tiene que ver con gente que rompió las barreras, que tiene éxito profesional y económico, aparece una burguesía chola, hay un cambio evidente en la sociedad. Nosotros heredamos de España la mentalidad criolla, la ética del ocio. En España era una deshonra hacer trabajo manual, porque era cosa de judíos; entonces, para mantener la honra, un noble no podía trabajar. Hay un dicho que lo resume muy bien: “El vivo vive del tonto y el tonto de su trabajo”. Tiene que ver con la pendejada: es más honroso timar a la gente que trabajar. Hacia los años cincuenta el Perú entra en un proceso de modernización capitalista, como todo el mundo, y la mentalidad criolla es absolutamente disfuncional para este tipo de modernización, mientras que los migrantes serranos traen una ética del trabajo muy interiorizada, que es mucho más compatible con la modernización y el desarrollo capitalista, y tienen un enorme éxito; y los criollos, con esa mentalidad que rechaza al trabajo como indigno, se estancan. ¿Cuáles son los barrios de Lima en donde aún existe criollismo?: Callao, Rímac, Barrios Altos, La Victoria… ¿Cuáles son los distritos más deprimidos de Lima?: Callao, Rímac, Barrios Altos, La Victoria… ¿Cuáles son los distritos más pujantes, económicamente hablando?: San Juan de Lurigancho, los conos… Pero nuestra mirada sigue aprisionada por la visión oligárquica, y hay muchísima gente que sigue viendo como ilegítimo que la gente ascienda socialmente. Vemos que una jovencita le dice “serrano” a un vigilante y que una señora ha sido encarcelada por agredir a un policía mestizo… ¿Qué es lo que pasa con todo esto? Es como no aceptar que hay movilidad social, porque se sigue viendo a la realidad a partir de esos lentes según los cuales este debería ser un país estamental.
Entonces, ¿qué se puede esperar?
Hay colectivos juveniles contra el racismo, y eso es muy positivo porque ningún problema se soluciona si no se reconoce que existe. Sendero Luminoso fue expresión de eso, había mucho resentimiento étnico y racial. Podemos evitarnos eso si discutimos el tema, si hacemos visible al problema. La educación es importante, pero no basta; el cambio en la educación tiene que ir junto a una serie de cambios en la vida real. Hay un conjunto de leyes contra la discriminación que no se cumplen, o se cumplen de manera inadecuada. En cualquier país civilizado la incitación al racismo es penada legalmente.
¿Cómo podríamos acabar con el racismo?
Está el caso de Lambayeque, que se autopercibía como una sociedad criolla, descendientes de los conquistadores, y de repente se descubre al Señor de Sipán y hay una política de reivindicación del indígena y se sienten orgullosos de sus raíces andinas. La historia ayuda enormemente. Ese es el camino, no hay una sola identidad, tenemos múltiples identidades, somos un país diverso, culturalmente muy rico, y en la medida en que somos capaces de reivindicar eso, de integrar todo lo que nos compone, la cosas cambian.
Entonces, tendríamos que buscar un motivo de orgullo…
Eso es perfectamente compatible con la modernidad. Pienso en la gastronomía, que se ha convertido en un motivo de afirmación, de construcción de la autoestima.
Es decir, la diversidad está de nuestro lado
Claro, estamos transitando de la sociedad industrial a la sociedad informacional. En la sociedad industrial tú abaratabas costos produciendo mercancías en serie, la gente se vestía de la misma manera, usaba los mismos pantalones, las misma camisas, con variantes de colores, pero básicamente casi uniformados, porque eso era lo que se podía producir barato. Ahora tú puedes obtener una enorme diversidad porque las máquinas son manejadas por computadoras, modificas el software y tienes toda la variedad que quieras. Ya no hay grandes empresas con decenas de trabajadores, sino empresas pequeñas y medianas enlazadas en red, repartidas en todo el mundo, conectadas en tiempo real. El factor más valorado para la economía del futuro es la creatividad, y la creatividad es siempre mucho mayor en sociedades culturalmente heterogéneas. La diversidad, que era una maldición en la sociedad industrial, se convierte en una virtud y en una ventaja en la sociedad postindustrial, en la sociedad informacional. Es eso lo que debemos aprovechar.
¿Es natural el racismo?
No, aunque hay gente que lo sostiene. El filósofo Fernando Savater piensa que es natural, que rechazamos lo diferente naturalmente. Una de las sorpresas que tuve en Cuba fue no encontrar racismo entre los jóvenes: veía a parejas conformadas por una chica rubia y un muchacho negro. Ahí pude ver que es posible que la gente no haga diferencias con el color en tanto no ha sido formada en un medio en el cual se interioriza al racismo. El racismo existe hasta en el interior de la propia familia, como cuando unos padres dicen: “Mira, nació más blanquito”, y es comprensible, porque un hijo más blanquito va a tener más ventajas frente a todos los demás, pero no es justificable.
¿Y el racismo contra los negros en el Perú?
Existe discriminación cuando contratan a negros para que carguen ataúdes, o para conserjes. Tienen oportunidades laborales muy reducidas. Pero la cultura negra está muy asociada a los clanes: los Vásquez, los Santa Cruz, dinastías que hicieron mucho por recuperar al folclore negro, al baile, la poesía, la gastronomía.
En el campeonato de futbol nacional se han visto insultos a jugadores negros en los estadios…
Es la compensación de encontrar a alguien más abajo para, de alguna manera, sentir que te reivindicas. En los estadios se reducen las inhibiciones y la gente no se reprime. Es una plaga mundial: en el Paris Saint-Germain de Francia los hinchas atacan incluso a los jugadores negros de su propio equipo. A veces se confunde al racismo con el etnocentrismo. El etnocentrismo es universal, todo grupo de gente cree que lo suyo es lo mejor, pero el racismo no es universal, es algo que se construye, y es algo que puede no existir.
¿Cuál es el origen de la palabra “cholo”?
Hay debate sobre eso. Según Garcilaso de la Vega, viene de Las Antillas, de Barlovento, y significa “perro chusco”. Hay quienes afirman que viene del mochica, y que sería algo así como “joven vigoroso”. La palabra “criollo” era originalmente peyorativa, y luego se convirtió en símbolo de orgullo, ¿por qué no iba a pasar lo mismo con el término “cholo”?
Hay quienes dicen que el racismo hizo que militares asesinen a campesinos en la guerra interna…
Hasta el siglo XVIII había gente de sangre azul; los nobles y los plebeyos eran naturalmente desiguales. Eso desaparece con la modernidad, y la base de la democracia es que todos tenemos una común sustancia: podemos ser ricos, pobres, cholos, blancos, indios, negros, podemos hablar quechua, aymara, alemán, castellano, pero más allá de todas esas diferencias, todos los humanos somos iguales. El discurso racista niega eso, no hay una misma humanidad, sino distintos grados de humanidad. Cuando se habla de derechos humanos, se dice que debes amar a tu prójimo como a ti mismo, y la condición es que consideres a tu prójimo igual a ti. Pero el racismo niega que sea igual a ti, no son prójimos en tanto no está en el mismo nivel de humanidad que tú, y por lo tanto, queda en suspenso todo ese discurso. Eso pudo pasar con los soldados: pudieron cometer atrocidades porque no sentían que actuaban contra un semejante, era alguien distinto, inferior. Es por eso que pudieron cometerse las peores atrocidades como violar y matar sin tener un cargo de conciencia, porque no se trataba de un prójimo, de un igual.
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